PROBLEMA CENTRAL: Incorporación de la Gestión del Desarrollo Seguro y Desastres en la Curricula de la Educación Superior.
En general se acepta que los impactos de los desastres son cada vez menores en la vida de las personas, pero con un gran incremento en las pérdidas materiales, eso como resultado de la visión emergencista que nos ha preparado para enfrentar emergencias, realizar evacuaciones, pero que ha descuidado el ordenamiento del territorio, por lo que se sigue construyendo en terrenos inadecuados o inseguros.
Esto evidencia una clara debilidad en la planificación y el divorcio existente entre las instituciones que atienden las emergencias y las que planifican el desarrollo, muy a pesar de que son los mismos actores que intervienen en las dos fases. También dejan entrever que los técnicos que conocen el territorio, los que diseñan, los que usan la infraestructura no tienen comunicación y por lo tanto el proceso de retroalimentación en cuanto a la funcionalidad, seguridad y protección que brinda un proyecto u obras de infraestructura ha fallado.
El proceso educativo juega un papel preponderante en esa cultura de coyuntura, que nos prepara para enfrentar y resistir, pero muy poco para transformarnos, por darnos una cultura de seguridad y resiliencia, que implica una visión prospectiva del proceso, que privilegia el hacer bien y como se debe, con un alto grado de responsabilidad social y profesional. Los profesionales que actúan de esta forma y que diseñan los proyectos de coyuntura e inseguridad son formados en las universidades, por lo tanto corresponde a las mismas implementar los cambios necesarios en el proceso de educación superior a fin de garantizar ese cambio de paradigma en la formación universitaria, hacia una formación holística en la que las dinámicas o fenó